Diseño de senderos autoguiados

El "sendeiro de castiñeiros e carriozas" en el ayuntamiento orensano de Parada de Sil en pleno corazón de la Ribeira Sacra es un ejemplo " de libro" de itinerario autoguiado siguiendo paso a paso todas las recomendaciones de los manuales de interpretación del patrimonio.

En este trabajo he colaborado con Marlene y con el equipo de la empresa Mírame mira: Damián y Andrea.

Lo primero fue la planificación: evaluación del recurso, el contacto con agentes locales para recabar datos de campo. Luego valoramos los posibles temas recorriendo el sendero haciendo una evaluación del público.

La segunda fase consistió en investigar y documentarse para la aplicación interpretativa de los temas propuestos: el castaño, el "pouso" o posadero de las mercancías transportadas, la "carrioza" o camino rural, el "sequeiro" para el secado de la castaña y la casa tradicional gallega.

Antes de comenzar con el diseño y desarrollo de carteles tuvimos muy en cuenta que en la presentación debía de haber una relación clara entre las paradas y el tema. Esta pequeña excursión tenía que contar en su conjunto una historia. Para ello los carteles se colocaron donde podía verse sin ninguna duda, cual era el rasgo a interpretar. Y para que el interés del visitante no disminuyera diseñamos un recorrido de 1,5 Km para hacer en 30-45 minutos.

En cuanto a los carteles en sí, todos deben seguir un mismo estilo y mantener elementos comunes. Lo que hemos denominado en entradas anteriores "paquete de identidad". Esos elementos comunes son el color de fondo, la colocación de los elementos del cartel siempre en el mismo esquema siguiendo un orden de importancia o rango entre elementos, el uso de la misma tipografía para todos ellos, el logotipo del sendero y un gráfico del recorrido en el que se señala con claridad en que punto nos encontramos.

La repetición del esquema siguiendo un orden de importancia permite dirigir la mirada al cartel sin perderse. Cuando todos los elementos del cartel tienen la misma importancia, nos cuesta mucho más distinguir entre lo relevante y no relevante. Nos cansamos antes. Y en consecuencia existen muchas posibilidades de que no leamos el siguiente cartel. En este caso hemos colocado el texto secundario en un recuadro oscuro. A medida que discurre el itinerario, el lector aprende a reconocer en que lugar se encuentra, cual es el texto principal y hacia donde debe dirigir la mirada para encontrar el texto secundario.

El único cartel que se diferencia de los demás en cuanto a dimensiones y contenido es el de inicio, que suele ser entre 1/3 o 1/2 mayor que el resto. En él incluiremos obligatoriamente un mapa con el trazado del sendero, un breve texto que anima a recorrerlo, normas y recomendaciones de uso del itinerario. Desde este cartel debe verse la siguiente parada que nos invita a continuar el itinerario.

El resto de carteles siguen las pautas y esquema antes mencionados.

En el caso concreto del cartel de "o pouso" tuvimos la suerte de que alguien del lugar nos enseñase cual era la técnica para transportar la carga en los cestos y como estos posaderos permitían hacer un alto en el camino sin tener que agacharse para bajar o levantar la carga del suelo. Una sucesión de fotogramas nos enseñan de manera visual como era ese proceso.

 

Pasado un tiempo prudencial, nos queda hacer una evaluación del sendero: estado de conservación, grado de utilización, eficacia del tema y grado de satisfacción de la población local con el itinerario señalizado.

Una visita al lugar es el mejor examen del producto y la manera de conocer el grado de acierto o los posibles fallos que debemos mejorar.

Por ejemplo: el calor y la humedad actúan sobre el metacrilato y el papel arrugando la imagen. El metacrilato está ligeramente agrietado y por ahí puede entrar la humedad. El material elegido acorta la vida útil del cartel. Nosotros ya lo habíamos advertido. Sin embargo la estructura de madera sobre la que va fijado está en buen estado, y de cara al futuro puede reponerse el cartel sobre la estructura bien conservada.